2 de enero de 2007

Todos son iguales

Creo que fue a Albert Einsten a quien le atribuyen la frase “Es tonto querer obtener resultados diferentes haciendo lo mismo”. Aunque lógica la observación, no es tan obvia cuando lo llevamos a la vida diaria.
Conozco muchas situaciones en las que las personas se empeñan a echar la culpa de su situación a las circunstancias, a otras personas, la suerte, el destino, en fin a todo; sin considerar la posibilidad de que sean ellas mismas las que se están causando todo.
Por ejemplo, es bien sabido entre los concejeros matrimoniales que en la mayoría de los casos (ojo, no en todos) de infidelidad entre personas casadas es debido a que hay todo una gran historia de problemas entre ellos que culminan en la infidelidad. En otras palabras la infidelidad es solo la punta del iceberg de los problemas. Sin embargo, la conclusión más fácil y cómoda es “Todos o todas son iguales”. Quizás si, pero cuando ocurre lo mismo con la segunda pareja y la tercera y así sucesivamente, mmm, creo que quien esta causando la infidelidad no es la contraparte si no que hay algo que esta provocando esta persona. Lejos de ponerse a analizar que esta haciendo mal, encarecidamente le hecha la culpa a todo mundo ya sea a la mujer fácil, a la suegra sobre protectora, al marido hormonal, en fin a todo lo que se atraviese y se resguarda en la dulce fortaleza de ser la victima.
Lo más gracioso de la situación es que todos se dan cuenta de las cosas menos uno y nadie se atreve a decirnos, lo que viene a complicar todo. Algunas otras veces amigos verdaderos nos dicen lo que ocurre, pero estamos tan cegados en nuestro papel de victima que empezamos a dudar de ellos y creemos que se están poniendo en nuestra contra.
Todos hemos visto las situaciones pero casi nunca lo vemos en nosotros mismos, tan solo nos justificamos y/o nos disculpamos a nosotros mismos.
Las situaciones en las que esta situación se presenta son tantas, pero ilustremos dos más. No son pocos los padres que por tratar de hacer de sus hijos hombres o mujeres de bien tengan una disciplina muy rígida. Sin embargo, en muchas ocasiones la disciplina no parece tener efecto. Por más que se le diga y se le castigue y se le pegue a un muchacho simple y sencillamente este no hace caso. Los padres se quejan: ya no se ni como decirle las cosas, simple y sencillamente no hace caso. Si no les esta resultando la disciplina que están utilizando ¿Por qué no buscan otra forma de disciplinar al niño o joven? Básicamente creo que esto se debe a que los padres no conocen otra forma, o sea que esta era la manera en que se daba disciplina cuando ellos eran niños o jóvenes y como la mejor familia del mundo casi siempre es la de uno, pues en su manera de ver y en su propio punto de vista ese es el mejor método para disciplinar a todos los hijos porque así funciono bien en el mismo. Son pocos los padres que se dan cuenta que cada niño es diferente y por ende a cada uno se le tiene que disciplinar de forma diferente de acuerdo a su propia personalidad y que si de una forma no resulta pues hay que buscar de que otra manera si puede funcionar, o sea no querer obtener resultados diferentes haciendo lo mismo para todos.
Otro de los casos que más me conmocionan son los del empleo. En infinidad de ocasiones he visto como las personas que somos empleadas muchas veces nos sentimos con derecho a todo porque pensamos que nuestro trabajo es tan importante para la empresa que si uno no lo hiciera la empresa se vendría abajo. Encima de eso lo que nos pagan nunca es suficiente o no esta a la altura de las cosas que hacemos por la empresa. Los aumentos de sueldo y las promociones de empleo, a nuestro punto de vista, casi siempre se las llevan los que vanaglorian a los superiores en un ciclo que se repite año tras año hasta que un buen día o nos corren o ya no aguantamos más y renunciamos solo para repetir el ciclo en el siguiente trabajo. Pero ¿Se ponen estas personas a analizar que esta realmente mal? Lo dudo mucho. No digo que no haya casos en que realmente la empresa sea toda una fichita, pero en la mayoría de las veces las personas nos concentramos tanto en nosotros mismos y nos damos tanta importancia que no podemos ver qué estamos haciendo mal y seguimos embelesados en nuestro papel de mártires.
Pudiera seguir y seguir dando más ejemplos de estas situaciones pero espero que con estos ya les haya caído el veinte.
Por eso, siempre digo que la primera vez pasa una situación desagradable esta no cuenta, la segunda pongo seriamente en duda si no fue mi culpa, pero si pasa una tercera o cuarta o quinta la misma situación… mmm, pues … creo que yo tengo un problema no los demás.

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